8 motivos que apartan a alguien de Dios y de la Iglesia – Parte 7
7.° LUGAR: Se relacionan con personas o hacen amistades en la Iglesia que no están bien espiritualmente.
Las malas amistades pueden alejar a una persona de la Iglesia, Casa de Dios, por varios motivos, y muchas veces eso ocurre de manera sutil. Aunque al principio parezcan inofensivas, pueden ir contaminando poco a poco la pureza de la fe y la convicción personal. El deseo natural de pertenecer a un grupo, dar su testimonio, ser reconocido e incluso tener popularidad puede llevar a una persona a adoptar costumbres como estar en grupos de WhatsApp, Telegram, entre otros, inadecuados, como también involucrarse en chismes, decir cosas indebidas e incluso participar en actividades que le roban el tiempo, permitiendo que espíritus engañadores tengan oportunidades para alejarla de la Presencia de Dios.
Por ejemplo:
– Malos ejemplos o influencias negativas:
Motivo: Las malas amistades tienen el poder de contaminar, pueden influenciar para que una persona hable, actúe y piense de manera totalmente contraria a los principios de la Santa Biblia. Son esas personas que constantemente critican a la Iglesia, a los Obreros, Pastores, Obispos, Esposas y eso genera dudas, resentimientos y demás.
Por qué no estaban bien: En lugar de edificar, destruyen; en lugar de guiar, desvían. No incentivan a humillarse, a mirar solamente a Jesús, a buscar a Dios con sinceridad, sino que promueven lo contrario: indiferencia espiritual, rebeldía, tolerancia al pecado. En vez de fortalecer valores y principios espirituales, los destruyen. No buscan la unidad ni el crecimiento espiritual personal ni del grupo, sino que siembran división.
– Estilo de vida que desagrada a Dios:
Algunos quieren vivir dentro de la Iglesia, Casa de Dios, pero con una mentalidad mundana. Trivializan el pecado, presentándolo como algo sin importancia, y enseñan costumbres contrarias a la Palabra. Cuando los amigos viven en desobediencia a Dios, es decir, en fiestas, con promiscuidad, búsqueda de dinero fácil, chismes, entre otras cosas, y además planean actividades en los mismos horarios de las reuniones, ocupan emocionalmente a la persona y llenan su mente con cosas que no edifican, terminando por alejarla de la fe sin que se dé cuenta. No hay coherencia entre lo que dicen y lo que hacen. Son piedras de tropiezo, no ejemplo a seguir.
Las malas amistades hacen que alguien empiece a tolerar lo que antes rechazaba: mentiras, críticas, vicios, relaciones fuera de la Voluntad de Dios. Todo comienza a parecer “normal” o “no tan grave”. Así, la conciencia se adormece y la sensibilidad a la voz del Espíritu Santo se apaga. Siempre repiten la misma frase: “No hay nada de malo en lo que estoy haciendo”, pero esa mentira es la puerta de entrada para el mal.
– Celos / Envidia:
Es común que una persona que está firme con Dios comience a desarrollarse dentro de la Iglesia, Casa de Dios. Cuando alguien se entrega de verdad, es fiel, sacrifica y se dispone, Dios comienza a usarlo más: como voluntario, evangelista, CPO, Obrero, Misionero, entre otros, y así ser más usado por Dios. Pero, como la Obra de Dios es grande y hay muchas responsabilidades, eso muchas veces despierta envidia en quien no está dispuesto a esforzarse o a pagar el precio para ser usado por Él. Entonces comienzan los ataques sutiles: críticas, comentarios maliciosos, celos disfrazados de “preocupación”. Son estrategias del infierno para debilitar la fe, apagar el fuego y evitar que alguien sea más usado por Dios. Son personas manipuladas por espíritus malignos que quieren hacerle pensar a alguien que “perdió su libertad”. Están perdidos y quieren arrastrar a otros por el mismo camino.
Una vez que la fe se contamina, viene el agotamiento espiritual. La alegría de las Reuniones Prácticas–Inteligentes desaparece, las fuerzas se van, y surgen pensamientos de desistir. En lugar de reconocer que se está enfriando, la persona comienza a justificarse con frases como: “Dios está en todas partes”, “No necesito ir a la iglesia para buscar a Dios”, o “Tengo mi relación con Dios a mi manera”. Y poco a poco, se aleja de la presencia, de la comunión y del propósito que Dios tenía para su vida.
“No os dejéis engañar: Las malas compañías corrompen las buenas costumbres.” 1 Corintios 15:33
¡Cuidado! Si notás este comportamiento en las personas que te rodean, es hora de que te alejes, de huir de toda apariencia del mal, para preservar tu bien más precioso: ¡tu Salvación!
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Obispo Júlio Freitas
¡Nos vemos en la IURD o en las Nubes!
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