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Regalo vs. Holocausto

15 de julio 2023

Regalo vs. Holocausto

Los religiosos dan regalos (ofrendas, limosnas y caridades) esperando mejorías. En cambio, los fervorosos e indignados hacen sacrificios de holocaustos, porque quieren una transformación.

Dios pidió y aún pide holocaustos, para poder tener el poder de:

LIBERARNOS del apego a las cosas, a las costumbres, a las voluntades, a las manías, a las personas, a los lugares y a las tradiciones.

SACARNOS de la rutina espiritual, personal, conyugal, familiar, ministerial, profesional y social.

REALIZARNOS ESPIRITUALMENTE, porque empezamos a tener más momentos con Dios. Los holocaustos nos «obligan» a preguntarle a Dios: «¿Qué quieres que haga, diga o piense? ¿Cuál es Tu voluntad, Padre mío?».

REALIZARNOS EN OTRAS ÁREAS, porque nos hace quedar en su dependencia, y, de esta manera, el Espíritu Santo tiene la libertad de enseñarnos, inspirarnos, guiarnos y usarnos para Su gloria.

PROTEGERNOS, porque nos deja en Su total dependencia. De esta manera, crecemos y maduramos como personas y cristianos. Además, nos damos cuenta de que ciertas costumbres y ciertos lugares nos ponían en peligro y nos volvían vulnerables.

Un regalo es una decisión personal de una persona que está agradecida por algo:

«Te ruego que no te vayas de aquí hasta que vuelva a ti, y saque mi ofrenda y la ponga delante de ti. Y él respondió: Yo esperaré hasta que vuelvas.» Jueces 6:18

Gedeón, así como la mayoría de las personas, primero quiso ofrecer el «regalo», sin haber levantado el Altar. Lo mismo hacen las personas que oran, ayunan, cantan alabanzas y van a la iglesia, pero no quieren subir al Altar y sacrificar sus propias vidas.

Como aquellas personas que suben al Altar solo con el pedido para resolver un problema y tener paz, pero siguen viviendo de la misma manera y no cambian de espíritu.

Sin embargo, después de que Gedeón levantó un Altar y sacrificó lo que Dios le pidió, el holocausto, el sacrificio completo, sucedió el cambio de espíritu.

Usted debe saber en qué condición subirá al Altar en esta Hoguera Santa, el domingo 16 de julio:

Cuando Gedeón presentó el cabrito por cuenta propia, porque el ángel no le había pedido nada.

Cuando le ofrecemos un regalo a Dios, una ofrenda normal o buena, que no nos afecta, que no incomoda al mal, que no llama la atención de nadie y que Dios no aprueba, hay silencio de parte de Él, queda todo de la misma manera, incluso nuestro interior.

El holocausto es Dios quien nos lo pide directamente, porque solo Él sabe el límite de cada uno. En esta Hoguera Santa, Dios pide un holocausto, no un regalo.

«Aconteció que la misma noche le dijo el Señor: Toma un toro del hato de tu padre, el segundo toro de siete años, y derriba el altar de Baal que tu padre tiene, y corta también la imagen de Asera que está junto a él; y edifica Altar al Señor tu Dios en la cumbre de este peñasco en lugar conveniente; y tomando el segundo toro, sacrifícalo en holocausto con la madera de la imagen de Asera que habrás cortado.» Jueces 6:25-26

Otra cosa importante es que, cuando ofrecemos lo que Dios nos pide, todos se levantan en nuestra contra. Observe que horas después de que Gedeón sacrificara lo que Dios le había pedido los hombres de la ciudad querían matarlo, porque el altar de Baal había sido destruido, la imagen de Asera cortada y el toro fuerte, que habían guardado con mucho cuidado, sacrificado.

«Saca a tu hijo para que muera, porque ha derribado el altar de Baal y ha cortado la imagen de Asera que estaba junto a él. Pero todos los madianitas y amalecitas y los del oriente se juntaron a una, y pasando acamparon en el valle de Jezreel.» Jueces 6:30,33

Los enemigos también acamparon contra Israel.

Vea que el sacrificio al Dios vivo incomoda a los conformistas, a los religiosos, a los hermanos y a los malvados en general, porque los demonios saben que perdieron el poder sobre la vida de la persona que sacrificó y su familia.

No sabemos si ese toro era el reproductor, el arador (el que ayudaba a preparar la tierra para la siembra) o si lo estaban guardando para sacrificárselo a Baal, pero una cosa es segura, a ese toro lo estaban guardando para algo, no para el Señor. Por eso, ¡fue exactamente ese el que Dios pidió!

Espero que usted haya entendido y tenga la disposición para hacer el holocausto que Dios ya le pidió.

Fuerza, ¡¡¡usted puede!!!

¡Hey!
Obispo Júlio Freitas