10 de septiembre
El humilde no se aflige, no pelea, no paga el mal con el mal, no sigue a la multitud.
El humilde no se aflige, no pelea, no paga el mal con el mal, no sigue a la multitud.
Si no fuera por el Espíritu Santo que nos ayuda en nuestras debilidades e intercede por nosotros delante de Dios, estaríamos perdidos.
Vea todo con buenos ojos, vea el lado bueno de las personas y de las circunstancias, aunque sean adversas, ¡porque el que tiene malos ojos solo pierde!
En la vida, las cosas pasan no porque queremos que pasen, sino porque trabajamos en favor de ello.