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¿Qué clase de fe tiene usted?

5 de junio 2024

¿Qué clase de fe tiene usted?

He vivido en tres ciudades de Brasil:

  • Fortaleza
  • Goiânia
  • San Pablo.

En dos ciudades de Sudáfrica:

  • Johannesburgo
  • Ciudad del Cabo

En cuatro ciudades de Estados Unidos:

  • Nueva York
  • Los Ángeles
  • Houston
  • Atlanta

En tres ciudades de tres países de la Unión Europea:

  • Lisboa, Portugal
  • Madrid, España
  • Londres, Reino Unido

Ahora vivo en Buenos Aires, Argentina, llegando a un total de 7 países y 13 ciudades. La razón por la cual mencioné todas estas ciudades y países es que, en todos estos lugares, conocí personas con uno de los 10 tipos de fe mencionados a continuación.

Fe religiosa: Según las doctrinas de su religión.

«Pues bien, todos los judíos conocen mi vida desde mi juventud, que desde el principio transcurrió entre los de mi pueblo y en Jerusalén; puesto que ellos han sabido de mí desde hace mucho tiempo, si están dispuestos a testificar, que viví como fariseo, de acuerdo con la secta más estricta de nuestra religión». Hechos 26:4-5

Fe ansiosa: Insegura, inconstante y afanada.

«Entonces Simón Pedro, que tenía una espada, la sacó e hirió al siervo del sumo sacerdote, y le cortó la oreja derecha. El siervo se llamaba Malco. Jesús entonces dijo a Pedro: Mete la espada en la vaina. La copa que el Padre Me ha dado, ¿acaso no la he de beber?» Juan 18:10-11

 Fe emocional: Depende de lo que siente.

«Y el Señor Dios dispuso que una planta creciera sobre Jonás para que hiciera sombra sobre su cabeza y lo librara de su incomodidad. Y Jonás se alegró grandemente por la planta. Pero Dios dispuso que un gusano al rayar el alba del día siguiente atacara la planta, y esta se secó. Y sucedió que al salir el sol, dispuso Dios un sofocante viento solano, y el sol hirió la cabeza de Jonás y él desfallecía, y deseaba con toda su alma morir, diciendo: Mejor me es la muerte que la vida. Entonces dijo Dios a Jonás: ¿Tienes acaso razón para enojarte por causa de la planta? Y él respondió: Tengo razón para enojarme hasta la muerte. Y dijo el Señor: Tú te apiadaste de la planta por la que no trabajaste ni hiciste crecer, que nació en una noche y en una noche pereció, ¿y no he de apiadarme Yo de Nínive, la gran ciudad, en la que hay más de ciento veinte mil personas que no saben distinguir entre su derecha y su izquierda, y también muchos animales?» Jonás 4:6-11

Fe circunstancial: Si las circunstancias son favorables, está seguro; si son desfavorables, se vuelve inseguro.

«Respondiéndole Pedro, dijo: Señor, si eres Tú, mándame que vaya a Ti sobre las aguas. Y Él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, caminó sobre las aguas, y fue hacia Jesús. Pero viendo la fuerza del viento tuvo miedo, y empezando a hundirse gritó, diciendo: ¡Señor, sálvame!» Mateo 14:28-30

Fe dudosa: No tiene 100 % de certeza, por eso es inconstante.

«Pero que pida con fe, sin dudar; porque el que duda es semejante a la ola del mar, impulsada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, ese hombre, que recibirá cosa alguna del Señor, siendo hombre de doble ánimo, inestable en todos sus caminos». Santiago 1:6-8 

Fe cobarde: Da excusas y siempre justifica su desobediencia por falta de algo o de alguien.

«Él esperó siete días, conforme al tiempo que Samuel había señalado, pero Samuel no llegaba a Gilgal, y el pueblo se le dispersaba. Entonces Saúl dijo: Traedme el holocausto y las ofrendas de paz. Y él ofreció el holocausto. Y sucedió que tan pronto como terminó de ofrecer el holocausto, he aquí que Samuel vino; y Saúl salió a su encuentro para saludarle. Pero Samuel dijo: ¿Qué has hecho? Y Saúl respondió: Como vi que el pueblo se me dispersaba, que tú no llegabas dentro de los días señalados y que los filisteos estaban reunidos en Micmas, me dije: “Ahora los filisteos descenderán contra mí en Gilgal, y no he implorado el favor del Señor”. Así que me vi forzado, y ofrecí el holocausto. Y Samuel dijo a Saúl: Has obrado neciamente; no has guardado el mandamiento que el Señor tu Dios te ordenó, pues ahora el Señor hubiera establecido tu reino sobre Israel para siempre. Pero ahora tu reino no perdurará. El Señor ha buscado para Sí un hombre conforme a Su corazón, y el Señor le ha designado como príncipe sobre Su pueblo porque tú no guardaste lo que el Señor te ordenó». 1 Samuel 13:8-14 

Fe muerta: Sabe lo que debe hacer, pero no lo hace.

«Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, ve y vende lo que posees y da a los pobres, y tendrás tesoro en los Cielos; y ven, sígueme. Pero al oír el joven estas palabras, se fue triste, porque era dueño de muchos bienes». Mateo 19:21-22 

Fe social: Es solo de fachada, le importa más agradarse que hacer lo que está escrito en la Sagrada Biblia.

«Porque Moisés dijo: “Honra a tu padre y a tu madre”; y: “El que hable mal de su padre o de su madre, que muera”; pero vosotros decís: “Si un hombre dice al padre o a la madre: ‘Cualquier cosa mía con que pudieras beneficiarte es corbán (es decir, ofrenda a Dios)’”; ya no le dejáis hacer nada en favor de su padre o de su madre; invalidando así la Palabra de Dios por vuestra tradición, la cual habéis transmitido, y hacéis muchas cosas semejantes a estas». Marcos 7:10-13 

Fe ciega: No pondera, no piensa, no analiza los hechos ni se examina a sí misma.

«Al ver esto, Sus discípulos Jacobo y Juan, dijeron: Señor, ¿quieres que mandemos que descienda fuego del cielo y los consuma? Pero Él, volviéndose, los reprendió, y dijo: Vosotros no sabéis de qué espíritu sois, porque el Hijo del Hombre no ha venido para destruir las almas de los hombres, sino para salvarlas. Y se fueron a otra aldea». Lucas 9:54-56 

Fe sacrificial: Obedece incondicionalmente. Esta clase de fe es la única que honra al Dios Vivo.

«¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre cuando ofreció a Isaac su hijo sobre el altar? Ya ves que la fe actuaba juntamente con sus obras, y como resultado de las obras, la fe fue perfeccionada; y se cumplió la Escritura que dice: Y Abraham creyó a Dios y le fue contado por justicia, y fue llamado amigo de Dios». Santiago 2:21-23 

Muy bien, seamos humildes para examinarnos a nosotros mismos y para saber qué tipo de fe tenemos. De esta manera, podremos desarrollar nuestra comunión con el Espíritu Santo.

No importa el tamaño de nuestra fe, sino la calidad:

«Y los apóstoles dijeron al Señor: ¡Auméntanos la fe! Entonces el Señor dijo: Si tuvierais fe como un grano de mostaza, diríais a este sicómoro: “Desarráigate y plántate en el mar”. Y os obedecería». Lucas 17:5-6 

A Dios no Le importa el tamaño de nuestra fe, sino que esté 100 % basada en Su Palabra. Además, también quiere que creamos 100 % en nuestra propia palabra.

Con esta fe de calidad, lo imposible se vuelve posible, incluso plantar árboles en el mar.

Que Dios los bendiga para entender, aceptar y practicar lo que Él les ha revelado.

Obispo Júlio Freitas
¡Nos vemos en la IURD o en las Nubes!

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