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El Escudo de la Fe

8 de febrero 2024

El Escudo de la Fe

Toda la Armadura de Dios es fundamental, pero el escudo es la pieza más grande de la Armadura, vea lo que dice en el versículo 16 del capítulo 6 del libro de Efesios:

«… en todo, tomando el escudo de la fe con el que podréis apagar todos los dardos encendidos del maligno.» Efesios 6:16

Con el escudo de la fe uno puede apagar todos los dardos encendidos del maligno. El Espíritu Santo sabe que usted y yo, incluso siendo soldados de Dios, siervos de Dios, no dejaremos de ser tentados, odiados, perseguidos, no dejaremos de ser un blanco del mal, que va a usar siempre situaciones, personas y circunstancias para intentar alcanzar o neutralizar nuestra fe, porque él y sus demonios saben que sin fe es imposible agradar a Dios.

Hay mucha gente que dice creer en Dios, que conoce la Biblia, que pertenece a una iglesia, a una religión, pero no vive ni asume la fe, y la fe es lo que nos hace practicar las enseñanzas bíblicas, nos hace independientes de circunstancias y de personas y dependientes de Dios, nos hace fuertes, nos hace desarrollar y madurar en nuestra vida y en nuestra comunión con Dios, y vamos eliminando errores —un pensamiento, una manía, relaciones indebidas, una prioridad que no debe ser prioridad, un lugar que debemos evitar—.

El escudo de la fe no puede ser despreciado, porque nos defiende de la duda, que es el enemigo n°1 de la fe y viene por medio de palabras, pensamientos, malos ejemplos, sentimientos.

Esos dardos de los que habla son flechas pequeñas que se usaban antiguamente porque así no se gastaba tanto tiempo como agarrando la flecha y el arco, y, si la víctima no tenía un escudo, sería alcanzada por uno de los dardos. Incluso muchos de esos dardos llevaban veneno en su punta, eran dardos envenenados. No había bombas, aquí dice inflamados con fuego, este fuego que lo quema a uno vivo es cuando aceptamos un pensamiento, un sentimiento, algo que hace que la fe baje y la duda suba.

Cuando la duda sube la fe baja y viceversa, siempre es así.

¿Por qué tanta gente se pierde en el camino de la fe? Por falta del uso del escudo de la fe.

Yo inicié junto a 51 compañeros más, ¿y cuántos permanecieron? Dos. ¿Dónde están los otros cincuenta? ¿No escuchaban lo mismo? ¿No servían al mismo Dios? ¿Cuál es la diferencia entre los que permanecieron y los que no? La diferencia es que los que no permanecieron bajaron el escudo.

El escudo es un arma de defensa de todo el cuerpo —la cabeza, el tronco, las piernas—.

Hay quienes se sienten en el derecho de bajar el escudo y no usar la fe y ahí entra la soberbia, el poder de persuasión, la autosuficiencia, el “yo sé” … cuando uno baja el escudo de la fe es porque va a usar otra arma. 

Mantenga el escudo de la fe siempre embrazado, porque es necesario en todo momento.

Como objeto de protección, el escudo era usado para proteger al soldado de las flechas y las espadas enemigas. El escudo era la principal arma de defensa en las batallas, el guerrero lo usaba para protegerse de los golpes del enemigo, para recibir el ataque, pero solo después de establecer la defensa. En la guerra espiritual no es diferente.

Así como en la guerra física se tiene este embate y hay que defenderse, así también es en la vida espiritual. Dios permite que el enemigo se acerque con situaciones desagradables y de alguna manera usted es alcanzado por él con sus dardos con palabras, con situaciones desagradables, él quiere generar dudas.

No hay que bajar el escudo de la fe, aunque parezca que todo va peor y que transcurre mucho tiempo para la respuesta esperada, hay que mantener el escudo embrazado. Su fe puede ser del tamaño de un grano de mostaza, pero hay que usarla. ¿Cómo? Viene un pensamiento negativo contra usted y, ¿qué hay que hacer? ¿Ignorarlo? No, rechazarlo, atarlo, reprenderlo en Nombre de Jesús, si no lo hace este dardo lo va a tocar y le va a envenenar el corazón, la mente y el alma.

Entonces, la primera cosa que tenemos que hacer es reprender y rechazar.

La segunda cosa es usar la Palabra y las Promesas que Dios tiene para cada área de nuestra vida que sea atacada. El mal trabaja con una palabra, un pensamiento, un sentimiento, y el Espíritu Santo nos hace recordar lo que Está Escrito en la Palabra de Dios.

En la primera tentación de Jesús Él venció diciendo “Está escrito”, y satanás arremetió cada vez más fuerte, él no desiste, él insiste, y nos corresponde a nosotros resistirlo reprendiendo y sustituyendo aquella mentira por la Palabra de Dios. 

¿Cuál es el escudo para vencer esta batalla? La fe.

En el campo espiritual, las flechas del infierno siempre son lanzadas contra los cristianos sinceros; el mal y sus hijos están continuamente arremetiendo con flechas de duda para neutralizarles la fe.

“Obispo, yo soy tan bueno y sincero, pero a mi mente vienen pensamientos horribles sobre Dios, sobre mí mismo, sobre mi familia, sobre la Obra de Dios, sobre mi futuro, sobre mi matrimonio…”

Los dardos envenenados del mal siempre serán echados contra los sinceros, porque son el blanco. Los hipócritas, los incrédulos y los religiosos, que hacen uso de las malas intenciones, no son la preocupación del mal, la preocupación del mal no es con los que ya le sirven, sino con aquellos que ya no le servimos. Desde el momento en el que nacimos satanás está sobre nosotros queriendo nuestra alma. Pero el Espíritu Santo también está sobre nosotros y nos da la oportunidad de conocerlo.

Los dardos inflamados serán muchos, pero estamos protegidos por el Espíritu Santo.

Por eso le hablamos siempre sobre la importancia de que usted sea bautizado con el Espíritu Santo, porque cuando usted está sellado por Él su mente pasar a ser la mente de Cristo, y usted va a ser tentado y los dardos inflamados van a ser enviados en su contra, pero usted va a tener más resistencia, más autonomía, más autoridad, como Está Escrito:

Recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo…” Hechos 1:8

Por eso ellos hacen de todo para que usted nos se concentre en la búsqueda, siempre pasa algo para que su atención se desvíe de Jesús, aprenda a concentrarse y a buscar con fervor, con humildad y a derramarse para recibir el Espíritu Santo, y sepa que cuanto más cerca usted esté de recibirlo más dardos el mal va a enviar, y ese es el momento de poner más fuerza para recibir al Espíritu Santo.

El escudo de la fe es un instrumento de defensa.

¿De qué sirve tener una fe activa, viva y eficaz, si no se está protegido cuando surgen las dudas? Su fe es buena, es viva, amen, pero usted tiene que usarla no solo para resolver problemas, la fe es para la Salvación, para lo más importante, para tener vida con Dios.

¿Por qué Dios permite que satanás nos tiente? Para que Le probemos a Él, al diablo, a sus demonios y a nosotros mismos Quién es nuestro Señor, no de boca sino de hecho y de verdad, que es el 1° Mandamiento:

“Amarás al Señor tu DIOS de todo tu corazón, de toda tu alma y con toda tu fuerza y con todo tu entendimiento”. Lucas 10:27

Dios lo permite para que le digamos a satanás: “yo no soy tuyo, no creo en tus mentiras, y no te voy a servir ni voy a inclinarme hacia la muerte, sino hacia la vida que es la fe”. “Mi justo vivirá por la fe”.

No basta con conocer y decir amen, hay que practicar. Por eso Dios permite que seamos tentados. Fuimos, somos y seremos tentados, para ser probados y aprender.

El escudo de la fe tiene el poder de detener todos los dardos del infierno.

Siempre que surjan dudas al respecto de cualquier tema, inmediatamente se debe tomar el escudo protector de la fe. De esta manera, se mantiene pura y eficaz contra el mal. Si viene un pensamiento o un sentimiento, átelo, no acepte que este dardo inflamado le incendie la mente o la lengua, el corazón, el alma.

Al ser tentado, Jesús usó el escudo de la fe, la Palabra de Dios, para defenderse:

“No solo de pan vivirá el hombre, sino de la Palabra que sale de la boca de Dios” Mateo 4:4

Medite y vaya a acostarse pensando en la Palabra de Dios, que Ella sea lo último en lo que usted medite antes de dormirse, y tendrá una buena noche y un mejor día.

Por eso, el que quiere mantener su fe intacta, nunca debe olvidarse de la Protección del Escudo de la Fe.

Las dudas siempre surgirán, pero le corresponde a cada persona rechazarlas.

Nadie puede rechazarlas por otro.

“… en todo, tomando el escudo de la fe con el que podréis apagar todos los dardos encendidos del maligno”. Efesios 6:16

Obispo Júlio Freitas
¡Nos vemos en la IURD o en las Nubes!

#IglesiaUniversal
#TemploDeLosMilagros
#DeAquíEnAdelanteTodoSeráDiferente

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