Mañana de domingo bendecida en el Templo de los Milagros, donde aprendimos el 6° Poder del Padre Nuestro y todos los presentes dijeron “Yo Quiero Paz”
El 6° Poder del Padre Nuestro es “no nos dejes caer en tentación”. Así como el propio hijo de Dios fue tentado todo el tiempo en todo, nosotros también pasamos por lo mismo.
Debemos resistir a los espíritus malignos, ya que ellos buscan crear situaciones para que actuemos según los deseos de nuestra carne. No nos tenemos que engañar: la tentación no viene solo en la dificultad, sino también en la facilidad.
Por tanto, someteos a Dios. Resistid, pues, al diablo y huirá de vosotros. Santiago 4:7
Satanás se disfraza de ángel para engañar y tentar a los escogidos de Dios. Tenemos que reprender las inclinaciones malas y ejercitar la autoridad del nombre de Jesús
Enseñarán a mi pueblo a discernir entre lo sagrado y lo profano, y harán que ellos sepan distinguir entre lo inmundo y lo limpio. Ezequiel 44:23
Para ser bendecidos y salvos, es fundamental saber distinguir lo Sagrado de lo profano, y lo inmundo de lo limpio.
¿Qué debemos hacer para nacer de Dios? Arrepentirnos y sepultar nuestra vieja vida. Muchos se bautizaron con remordimiento y no con arrepentimiento. Esas personas, volvieron a la práctica de los mismos errores al poco tiempo.
Por tanto, arrepentíos y convertíos, para que vuestros pecados sean borrados, a fin de que tiempos de refrigerio vengan de la presencia del Señor. Hechos 3:19
El arrepentimiento no un es sentimiento, sino una decisión de lo que tiene que ser hecho, con o sin voluntad. Si nuestro corazón no tiene paz, es porque estamos en pecado.
El Espíritu Santo vivifica y trae refrigerio en nuestro ser, cuerpo y alma. En cambio, si estamos en pecado, somos mortificados.
Todos pasamos por momentos difíciles, pero si el Espíritu vivificante habita dentro nuestro, nada nos va a derrumbar.
Pues yo no me complazco en la muerte de nadie —declara el Señor Dios—. Arrepentíos y vivid. Ezequiel 18:32
Casarse, ser sanado, prosperar y cualquier bendición similar, son testimonios de hombres. Lo que principalmente tenemos que buscar, es el testimonio de Dios: ser hijo Suyo.
Si recibimos el testimonio de los hombres, mayor es el testimonio de Dios; porque este es el testimonio de Dios: que Él ha dado testimonio acerca de su Hijo. El que cree en el Hijo de Dios tiene el testimonio en sí mismo; el que no cree a Dios, ha hecho a Dios mentiroso, porque no ha creído en el testimonio que Dios ha dado respecto a su Hijo. Y el testimonio es este: que Dios nos ha dado vida eterna, y esta vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo tiene la vida, y el que no tiene al Hijo de Dios, no tiene la vida. 1 Juan 5:9-12
¿Quién puede volverse hijo de Dios? Uno mismo, aceptándolo y santificando Su nombre. Si estamos con Él, tendremos vida, a través de nuestro testimonio de transformación.
Teniendo el Espíritu Santo, no aparecerá ninguna lepra imposible en nuestro camino.
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Obispo Júlio Freitas
¡Nos vemos en la IURD o en las Nubes!
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