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La Reconciliación con Dios nos proporciona Restauración

14 de noviembre 2025

La Reconciliación con Dios nos proporciona Restauración

Todo empieza por reconocer nuestros errores

La reconciliación con Dios no comienza con el sentimiento de condenación o de incapacidad, sino con la humildad de reconocer nuestras faltas. El Salmista que codició, envidió, robó, adulteró, mintió, asesinó y, por último, ocultó sus pecados durante un tiempo lo expresa con claridad por propia experiencia: “Porque yo reconozco mis transgresiones, y mi pecado está siempre delante de mí”, Salmos 51:3.

Reconocer nuestros pecados y errores no es debilidad, sino sinceridad, humildad y decisión espiritual que provoca reconciliación.

Es necesario que haya 3 actitudes de nuestra parte:

  • Reconocer: admitir nuestras faltas sin dar excusas.
  • Confesar: abrir el corazón a Dios y, cuando sea necesario, a quienes ofendimos.
  • Abandonar: dejar definitivamente el pecado, tomando decisiones concretas que evidencien el cambio.

Cuando tomamos estas actitudes —acciones—, habrá 3 Reacciones Divinas que nos Transformarán. El Dios Vivo responderá con Misericordia y Poder. Mirá lo que Él hace cuando esto sucede:

  • Perdona: borra la culpa y nos limpia de toda acusación, opresión y vergüenza.
  • Restaura: renueva la vida desde adentro hacia afuera, dándonos propósitos claros y fuerzas para luchar.
  • Reconcilia: restablece la relación que se rompió, devolviéndonos el Gozo de Su Presencia, la Alegría de la Salvación y la Paz, porque ya nada nos acusará.

El fruto de la reconciliación es mencionado: “Restitúyeme el Gozo de Tu Salvación, y sostenme con un espíritu de Poder. Entonces enseñaré a los transgresores Tus Caminos, y los pecadores se convertirán a Ti”, Salmos 51:12-13.

Como vimos, esas 3 acciones de nuestra parte despiertan las 3 Reacciones de parte de Dios. Por eso, el primer paso hacia una nueva historia empieza por nosotros.

Y el resultado final es la reconciliación con el Padre Celestial. Entonces nuestra vida se vuelve un testimonio vivo, un ejemplo de Superación, Felicidad y Salvación para quienes aún buscan la felicidad lejos de Dios.

Ahora quiero invitarte a separar un momento para que evalúes tu conciencia, examines tu corazón y reconozcas tus errores:
– Hacé una oración sincera de confesión y entrega.
– Participá este Domingo de la Santa Cena de la Reconciliación con Dios, como símbolo de comunión y entrega sincera.

Compartí tu experiencia acá en el blog: tu historia puede ser la llave que abra el corazón de alguien más.

No te olvides de que la reconciliación con Dios no es un evento aislado, sino un proceso continuo de humildad, perdón y transformación. Cada paso que damos hacia Él nos convierte en portadores de esperanza para los que aún están perdidos y desviados.

📯¡Nos vemos en breve, en la IURD o en las Nubes!
Obispo Julio Freitas