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Seamos sabios

30 de abril 2024

Seamos sabios

Hay diferentes tipos de perdón:

El perdón emocional, que significa perdonarse a sí mismo o perdonar a nuestros familiares, que son los que más nos hieren, con su manera de ser o por querer imponer su punto de vista. Este perdón es necesario, porque sin este la persona se muere de a poco.

El perdón Divino, que es el perdón de Dios. Este se otorga cuando la persona reconoce su error. Dios es tan maravilloso que echa en el mar del olvido nuestros pecados y nuestro pasado. En otras palabras, Él no recuerda lo que hicimos por el hecho de haber reconocido, confesado y abandonado lo que está mal.

El perdón social, que es perdonar a las personas que lo hirieron y lo decepcionaron, independientemente del vínculo que tenga con ellas. El perdón social es necesario, Dios habla sobre perdonar incluso a quienes no conocemos, con los que no hay intimidad ni lazos familiares, sino sociales.

Hemos atendido casos de personas que guardan rencor hacia alguien que ya falleció, y hacia otras que ni siquiera saben su nombre. Esto es muy triste y peligroso, porque Dios compara al que guarda rencor con un asesino.

En Tito 3:3 dice lo siguiente:

«Porque nosotros también en otro tiempo éramos necios…» Tito 3:3

Este versículo libera al pecador arrepentido y sincero, porque dice que este no debe ser necio y que no debe tomar decisiones por lo que ve, escucha o siente, sino que debe analizar los hechos, ser adulto en la fe.

«… desobedientes…» Tito 3:3

Nadie puede obedecer a Dios por otra persona. Es la misma persona la que debe tomar la decisión de hacerlo. Ella es la que debe tomar la decisión de obedecer, creer y confiar en lo que está escrito, siendo un ejemplo para los que la rodean.

«… extraviados…» Tito 3:3

Hay quienes desean seguir su propio camino. Dios respeta el libre albedrío, por lo tanto, el poder de decisión es de cada uno. Sin embargo, los demás caminos conducen a la frustración, a la destrucción y a la condenación.

«… esclavos de deleites y placeres diversos…» Tito 3:3

Los deleites y los placeres tienen el poder de convertir a las personas en esclavas y llevarlas a la total destrucción. Jesús dijo que con solo mirar y desear a una persona ya estaría pecando, porque alimentó esa fantasía. Es necesario no perder el equilibrio para no entregarse a estos deleites y placeres.

«… viviendo en malicia y envidia…» Tito 3:3

La palabra malicia proviene de la palabra mal, a su vez, esa palabra tiene origen en la palabra pecado. La persona maliciosa solo ve el lado negativo de las cosas. Y la envidia es codiciar lo que el otro tiene. Eso Le desagrada a Dios.

Está escrito que en los últimos tiempos los hombres serían avaros y vanidosos, que se preocuparían más por la apariencia, por lo exterior, que por lo de adentro. Y lo que más causa envidia son las cosas de afuera.

La envidia y el compararse con los demás no le hace bien a nadie. Es necesario estar en paz y estar contento con lo que se tiene, sin dejar de ejercitar la fe.

El versículo concluye de la siguiente manera:

«… aborrecibles…» Tito 3:3

Significa que, si algo sale diferente de lo que la persona planeó, eso la desanima, se molesta, pierde la paz, como también juzga y les quita la paz a los demás. Es necesario que resuelva este problema interior lo antes posible, antes de que sea demasiado tarde.

«… y odiándonos unos a otros.» Tito 3:3

Mire hacia su interior, si hay odio, perdone, haga su parte, porque odiar es algo terrible para Dios.

Jesús dijo que necio es el que escucha la Palabra y no la practica, en cambio, sabio es el que escucha y obedece la Palabra.

¡Seamos sabios!

Obispo Júlio Freitas
¡Nos vemos en la IURD o en las Nubes!

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