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El día que el diablo se le apareció a tres pastores

18 de noviembre 2022

El día que el diablo se le apareció a tres pastores

Un día, tres pastores estaban hablando sobre lo que podían hacer para ayudar a los miembros de la iglesia y alcanzar a los perdidos y sufridos. Entonces, el diablo se les apareció y le preguntó a cada uno qué cambiarían del pasado: «Si les diera el poder de cambiar algo del pasado, ¿qué cambiarían?», preguntó.

El primer pastor, con gran amor por la humanidad, respondió rápidamente:

«Impediría que los hicieras caer a Adán y a Eva en pecado, para que la humanidad no pudiera alejarse de Dios».
El diablo y sus demonios empezaron a reírse y a decir:
«Nosotros logramos hacer que el ser humano se vuelva enemigo de su Creador».

El segundo pastor, que tenía un corazón lleno de misericordia, respondió:
«Impediría que te enorgullecieras, te alejaras de Dios y te condenaras eternamente al lago de fuego y azufre».
El diablo y sus demonios se empezaron a reír, y el diablo dijo:
«Soy el príncipe de las tinieblas, tengo el poder de matar, robar y destruir a la humanidad».

El tercer pastor, que era el más sencillo de los tres, en lugar de responderle al diablo, se arrodilló, cerró los ojos y oró, diciendo:
«Señor Jesús, líbrame de la tentación de pensar y desear lo que podría haber sido y no fue».

El diablo y sus demonios gritaron y, retorciéndose de dolor, desaparecieron.

Atónitos, los otros dos pastores le preguntaron a su compañero de vida misionera:

«¿Por qué respondiste de esa manera?».

Él les explicó lo siguiente:

Primero: nunca debemos dialogar con el diablo ni darle atención.
Segundo: nadie en el mundo tiene el poder de cambiar el pasado, ni siquiera Dios lo hace.
Tercero: el diablo no está ni un poco interesado en ayudarnos, al contrario, quiere atarnos al pasado para que descuidemos el presente.

¿Por qué?
Porque el presente es el único tiempo en el que, por la misericordia Divina, podemos colaborar con el propio Dios, viviendo por la fe, que es la certeza de lo que se espera.

Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. Porque por ella alcanzaron buen testimonio los antiguos. Hebreos 11:1-2

Una de las armas más usadas por el diablo y sus demonios es la de aprisionar a las personas en su pasado para impedirles que vivan el presente por la fe, a través de la obediencia a Dios y de la confianza en Él, en lugar de quedarse indagando lo que podría haber sido y no fue.

Por eso, dejemos el pasado en la espalda de Dios y el futuro en las manos de Su providencia.

Nuestro presente debe estar de acuerdo con la voluntad de Dios, para estar de la mano con Él, quien, si Se lo permitimos, nos guía todos los días.

 

He aquí, amargura grande me sobrevino en la paz, mas a Ti agradó librar mi vida del hoyo de corrupción; porque echaste tras Tus espaldas todos mis pecados. Isaías 38:17

No importa cuán grave ha sido su pecado o los errores que cometió, peor es que no se perdone a sí mismo y a quién lo hirió, abandonó, abusó o lo traicionó.
Lo que sucedió en su pasado solo existe en su memoria.
Confiéseselos a Dios, abandónelos, bautícese en las aguas, si aún no lo hizo, odie sus errores y no los vuelva a cometer.
Priorice su vida con el Espíritu Santo. De esta manera, será poseído y usado por Él.

#DeAquíEnAdelanteTodoSeráDiferente

¡Nos vemos en la IURD o en las nubes!

Obispo Júlio Freitas