Una noche llena de revelaciones para los que se dispusieron a escuchar a Dios en el Templo de los Milagros, en Buenos Aires, Argentina.

¡La indefinición es una de las enfermedades más nocivas para la fe y, muchas veces, es una de las que termina separando a la criatura del Creador!

«Antes bien, sea vuestro hablar: “Sí, sí” o “No, no”; y lo que es más de esto, procede del mal.» Mateo 5:37

Dios no trabaja con personas indefinidas, con las que conocen la Palabra, pero no la practican.

La persona indefinida tiene una fe teórica, es decir, sentimental, enferma; pero la persona definida tiene una fe práctica, que actúa.

Si usted pone la fe equivocada en las promesas, ¡estas no se cumplirán en su vida!

Cuando su fe no es definida, sus actitudes no concordarán con la Palabra, porque dirá una cosa y hará otra.

Al definir su fe, ¡el poder de Dios opera!

«Pero gracias a Dios, que en Cristo siempre nos lleva en triunfo, y que por medio de nosotros manifiesta en todo lugar la fragancia de su conocimiento. Porque fragante aroma de Cristo somos para Dios entre los que se salvan y entre los que se pierden; para unos, olor de muerte para muerte, y para otros, olor de vida para vida. Y para estas cosas ¿quién está capacitado? Pues no somos como muchos, que comercian con la Palabra de Dios, sino que con sinceridad, como de parte de Dios y delante de Dios hablamos en Cristo.» 2 Corintios 2:14-17

¡Cuando la persona no tiene al Espíritu Santo, puede conquistar cualquier bendición, e incluso lograr muchas cosas, sin embargo, nunca se sentirá feliz!
Según la Palabra, al estar en Cristo, renunciamos a nuestros sueños y deseos para complacer a Dios.
El Espíritu Santo nos hace definidos, pero no nos obliga a hacer nada, ¡nosotros somos los que decidimos!
Cuando recibimos Su Espíritu, ¡no dejamos de dar!

Todo en la tierra es temporal, hay que enfocarse en la morada Celestial, porque iremos hacia donde miremos.

¡De aquí en adelante, todo será diferente!

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