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Reunión Su presencia en mí

17 de diciembre 2023

Vea lo que dice el versículo 16, el último del salmo 91:

«… lo saciaré de larga vida, y le haré ver Mi Salvación».

Esta larga vida no es solo alcanzar muchos años de vida, como Noé, que vivió casi 1000 años, o Abraham, que fue llamado a los 75 y vivió 175, Dios le añadió 100 años. Tampoco es como la de los hombres que anduvieron con el Altísimo, Lo obedecieron y tuvieron larga vida, a ejemplo de Isaac, Jacob y Moisés, que fue llamado a los 80 y vivió 40 años más, con salud, vigor, sabiduría y la bendición de Dios.

Esta larga vida es mucho más que salud física, realización matrimonial, unión familiar y éxito económico —prosperidad—, todo esto es promesa de Dios y está incluido en esta larga vida. Él quiere que usted tenga larga vida y la disfrute con salud, paz, en familia, y que sea feliz de verdad.

Esta larga vida que Dios promete en el último versículo del salmo 91 es la certeza de la Salvación. Cuando una persona tiene certeza de su Salvación, no le tiene miedo a la muerte y el pasado no la atormenta más, porque no vuelve a la práctica de las cosas antiguas, de las cosas viejas, es decir, de la manera de hablar, actuar, vivir y reaccionar ante los problemas, las dificultades o las tentaciones.

Cuando alguien tiene esta bendición de larga vida no está ansioso, no les tiene miedo a los desafíos de la vida ni al futuro que lo espera. Porque los desafíos de la vida y los problemas  existen, pero el que hizo del Señor su abrigo, fortaleza, baluarte y refugio, como hemos aprendido durante estos 13 domingos del propósito del Abrigo del Altísimo, tiene larga vida, protección, paz y seguridad. Además, no les tiene miedo a los malos ni al mal, y sabe que, con la bendición de Dios, Su protección, sabiduría y fuerza, superará los desafíos y los problemas que se le presenten el próximo año. De esta manera, Lo glorificará con su testimonio.

«… lo saciaré…»:

Él sabe que tenemos sed de justicia, de ver a nuestra familia unida, tener un cuerpo saludable y vivir en una nación más unida, próspera y segura. Todos tenemos sed, mucha sed, pero la sed principal es la del alma. La sed que el alma tiene es de paz, perdón y alegría de la Salvación.

«… y le haré ver Mi Salvación»:

Dios quiere que los demás vean. Hay quienes dicen: «Tengo que ver para creer», Él sabe que hay personas así, incluso las considera «Tomás», uno de Sus discípulos, quien les dijo a los demás, que habían visto al Señor Jesús resucitado, que solo creería si Lo viera y Lo tocara. Por eso, Jesús Se les apareció en otra ocasión en la que estaban todos reunidos, dándole así la oportunidad a Tomás. Allí, Él le extendió los brazos y le dijo: «Tócame los brazos y el costado, y cree».

Dios sabe que hay personas que necesitan ver para creer, entonces que vean a través de nosotros, Sus hijos, Su presencia, paz, alegría y Salvación.

La larga vida —en la familia, la salud y la economía— empieza en el alma, con esta sed saciada.

La razón por la cual usted está leyendo este mensaje es porque Dios ha visto que su alma tiene sed, y Él es el único capaz de saciar esta sed, aún este año, antes de que se termine, aunque sea el último día, el 31, cuando participe de la última reunión del año, en la Universal de su provincia, ciudad, barrio, o acá, conmigo y Viviane, en el Templo de los Milagros.

En la oportunidad, serviremos la Santa Cena. La vigilia empezará a las 22:00 h y terminará a las 00:15 h.

Ob. Julio F.
¡Nos veremos en la IURD o en las Nubes!

#IglesiaUniversal
#TemploDeLosMilagros
#DeAquíEnAdelanteTodoSeráDiferente