Las 3 últimas parábolas de Jesús
Antes de entrar al Jardín del Getsemaní, el Señor Jesús dejó tres parábolas que revelan con claridad los Criterios Divinos de prueba, aprobación y reprobación.
Todas ellas enseñan que, en el Juicio Divino, la aprobación o la reprobación no dependen del conocimiento, de la posición ni de la apariencia, sino de las prioridades que se establecen y de las decisiones que se toman.
En estas parábolas, Jesús muestra que aquello que cada persona pone en primer lugar —comodidad, estatus, seguridad personal, conquistas, riqueza o apariencia— determina el resultado final de su vida espiritual presente y eterna.
Veamos las 3 parábolas:
1-) El mayordomo infiel
“Pero si aquel siervo es malo –infiel–, y dice en su corazón: Mi Señor tarda en venir (…) vendrá el señor de aquel siervo el día que no lo espera…”. Mateo 24:48,50
En esta parábola, Jesús presenta a un mayordomo, es decir, alguien a quien su señor puso a cargo de la casa, de los bienes y de los demás siervos, confiándole autoridad, responsabilidad y administración delegada.
Este mayordomo fue puesto a prueba en fidelidad ante la aparente tardanza de su señor. Sin embargo, fue reprobado porque se aprovechó de su posición, dejó de servir con responsabilidad y temor, abusó de la autoridad recibida y comenzó a actuar según sus propios intereses, creyendo que no habría una rendición de cuentas inmediata.
La reprobación no vino por falta de conocimiento ni de función, sino porque usó lo que le fue confiado para sí mismo, en lugar de administrarlo conforme a la voluntad de su señor.
En resumen: esta parábola enseña que la fidelidad en la mayordomía, aun cuando parece que el Señor tarda, produce aprobación; pero el abuso de la posición, la negligencia y la falsa seguridad conducen a la reprobación.
2) Las 5 vírgenes insensatas
“Porque las insensatas, al tomar sus lámparas, no tomaron aceite consigo…”. Mateo 25:3
En este pasaje, 10 vírgenes fueron probadas en preparación espiritual. La falta de aceite dejó a las insensatas fuera de la boda del Novio.
El aceite de reserva simboliza lo que capacita al ser humano para estar listo:
- la Presencia del Espíritu Santo,
- una fe activa y sacrificial,
- una vida de obediencia y dependencia.
En resumen: esta parábola apunta claramente al Arrebatamiento, mostrando que no alcanza con parecer preparado, sino con estarlo verdaderamente.
3) El siervo malo
“Pero el que había recibido uno, fue y cavó en la tierra y escondió el dinero de su señor”. Mateo 25:18
“Siervo malo y perezoso…”. Mateo 25:26
En este relato, vemos que tres siervos fueron probados en diligencia, confianza, administración y entrega.
El que escondió su talento fue reprobado no por falta de capacidad, sino por miedo, negligencia y malicia.
En resumen: la obediencia, la vigilancia y la entrega producen aprobación; la negligencia, la autosuficiencia y la apariencia producen reprobación.
Un llamado desde el Getsemaní
Si pudiéramos hablar con estos personajes, el consejo sería uno solo: “En el Jardín del Getsemaní hay Alguien que nos enseña a ser un mayordomo fiel, una virgen prudente y un siervo bueno. Corran allí para aprender y ser aprobados”.
El llamado es seguir el ejemplo del Señor Jesús: humillarnos, buscar ser llenos del Espíritu Santo y permitir que Dios transforme nuestras prioridades.
Por eso, viví este Ayuno de la desintoxicación audiovisual (Ayuno de Daniel) como nunca.
Orá conmigo todos los días en la Jornada al Getsemaní, y en la Vigilia de Año Nuevo lo entregaremos todos juntos, en todo el mundo, participando de la Santa Cena del Nuevo Pacto.
Para que el ayuno sea fructífero
Para que el ayuno no sea solo una disciplina externa, considerá estos pasos prácticos:
- Arrepentimiento y confesión: limpiá el corazón antes de buscar ser lleno.
- Oración intencional: pedile al Espíritu que te revele la voluntad que debés entregar.
- Lectura y meditación Bíblica: enfocate en Pasajes Bíblicos, escuchá el mensaje del Obispo Macedo todos los días y participá de las Vigilias “Tu Voluntad”, los Viernes a las 22 h.
- Ayuno con propósito: renunciá conscientemente a algo (alimentos, hábitos, distracciones) y confesá por qué lo hacés.
- Servicio y reconciliación: practicá la misericordia y serví activamente en un grupo de la Iglesia.
- Expectativa por el Espíritu: orá para ser lleno y vivir la Voluntad de Dios.
Decisión final
Estas tres parábolas nos llaman a decidir hoy: ¿qué prioridad elegimos?
El Getsemaní nos recuerda que la aprobación viene de la obediencia, la lealtad y la entrega real, no de la apariencia, el conocimiento o el estatus.
Si todavía no recibiste el Sello del Espíritu Santo, este tiempo de preparación, ayuno, sacrificio y entrega de la voluntad —la Hoguera Santa— es una oportunidad para vivirlo con sinceridad.
No dejes de participar de la Vigilia de Año Nuevo junto a tu familia en la Casa de Dios.
Viviane y yo estaremos en la Sede Nacional de la Universal en Buenos Aires, Argentina.
¡Fuerza!
¡Nos vemos en breve, en la IURD o en las Nubes!
Obispo Julio Freitas



