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La paga de los impíos

28 de diciembre 2023

La paga de los impíos

Aunque caigan mil a tu lado y diez mil a tu diestra, a ti no se acercará. Con tus ojos mirarás y verás la paga de los impíos”. Salmo 91:7-8

Vamos a mirar, pero no para burlarnos de la desgracia ajena o del que cayó a nuestra izquierda o a nuestra derecha. No es para eso que Dios permite que veamos la diferencia entre los que no Le sirven y los que Le sirven, entre los que no hacen de Él su Abrigo y los que sí hacen de Él su Abrigo.

Dios permite que nosotros veamos y así reconozcamos que la decisión de hacer de Él nuestro Abrigo por medio de la obediencia a Su Palabra nos trae protección, mientras que los que, por voluntad propia, por libre albedrío, eligen no hacer de Él su Abrigo, sufren las consecuencias.

No es para juzgar o para burlarse o para que nos sintamos mejores que los demás, sino para que veamos la paga de los impíos. En otras palabras, vamos a cosechar lo que sembramos, la paga.

La paga del pecado es la muerte, la paga de la desobediencia es la destrucción, es el infierno que se vive en la Tierra con problemas que no son superados, con objetivos que no son alcanzados, con sueños que no son realizados. Es decir, los impíos tienen su paga. ¿Y cuál es la paga del impío? Es la falta de paz, de seguridad, de alegría, el miedo constante a la muerte por no tener certeza de la Salvación, ¡esa es la paga del impío!

Ellos ya están sufriendo las consecuencias independientemente de sufrir una catástrofe, un accidente, o de perder lo poco o lo mucho que tienen, o de perder a un familiar. Porque los problemas de la vida, sea la pérdida de un familiar, sea la pérdida de un bien, sea una catástrofe, un ataque terrorista o una guerra, los justos también sufrimos las secuelas de todo eso, como lo que está sucediendo en nuestros días allá en el Este Europeo o en el Medio Oriente, nosotros tenemos familiares, conocidos, amigos, pastores que están en medio de la guerra, pero Dios los está guardando. Nosotros vemos todos los días la paga de los impíos y también vemos todos los días la protección de los que hacen del Dios-Vivo su Abrigo por medio de la obediencia a Su Palabra.

No es castigo de Dios, no confunda las cosas, no estamos hablando de castigo sino de elección, soy yo quien elige hacer de Dios mi Abrigo entregándome a Él totalmente en Su Altar y viviendo por la fe o no. El justo es justificado por la fe. La Fe con obras, la Fe con obediencia, la Fe con sacrificio, la Fe con renuncia, la Fe con confianza, con perseverancia, con entrega como la que Jesús hizo por nosotros. Jesús vivió esta Fe práctica e inteligente y nos enseñó también a hacerlo. Así que no confunda las cosas.

Alguien dirá: “Pero los niños no tienen la culpa de los errores de sus padres”. Sí, es verdad, pero Dios les ha dado a todos los seres humanos la oportunidad de volverse a Él, y los niños que son inocentes y que sufren a causa de las injusticias, de la corrupción, de la maldad, de la incredulidad, del fanatismo son víctimas, pero Dios no es el culpable, incluso porque Dios afirmó que “de tales es el Reino de los Cielos”. Cuando un niño, que es inocente, sufre un atentado, como hemos visto en diferentes continentes, va al Cielo, esta alma, que es lo más importante, está salva. Y nosotros, ya adultos, sí necesitamos arrepentirnos de nuestros pecados, sepultar nuestro pasado por medio del bautismo en las aguas, vivir en novedad de vida a través de la renuncia del propio yo a diario.

El Señor Jesús hizo eso, y espera lo mismo de nosotros. Por eso nosotros los de la Universal servimos la Santa Cena dos veces al mes, como Jesús ordenó que lo hiciéramos con constancia para recordar lo que Él hizo por nosotros, y ahora somos nosotros los que debemos hacerlo por Él: renunciar a nuestro propio yo, tomar cada uno su propia cruz y seguirlo paso a paso.

Aunque caigan mil a nuestro lado y diez mil a nuestra diestra, Dios nos va a guardar. A la izquierda los que caen son los impíos y los incrédulos, los que eligen confiar en su capacidad, en sus recursos, en sus propios sueños, en sus vanidades. ¿Y a la derecha? ¿Quiénes son los que caen a la derecha? Son los religiosos, los fanáticos, los hipócritas.

¿Y nosotros? ¿De qué lado estamos? ¿A la izquierda o a la derecha? Nosotros seguimos por el Camino recto, el de la Justicia, el de la Verdad, el de la Misericordia, el Camino del que Jesús dijo:

“Yo Soy el Camino y la Verdad y la Vida…” (Juan 14:6).

Por esa razón, manténgase en el Camino, manténgase enfocado en el Altar, enfocado en Jesús como Autor y Consumador de su Fe. Usted no será decepcionado. ¿Vamos a sufrir embates, pérdidas, accidentes, situaciones desagradables adentro y afuera de la iglesia? Seguro que sí, pero esto no será razón para que usted se postre, se rinda, caiga o niegue la fe jamás. Guarde eso.

Obispo Júlio Freitas
¡Nos vemos en la IURD o en las Nubes!

#IglesiaUniversal
#TemploDeLosMilagros
#DeAquíEnAdelanteTodoSeráDiferente

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