Autoridad espiritual es responsabilidad
La Unción que nos capacita para cumplir con el Llamado a servir en el Altar no son privilegios humanos, sino responsabilidades espirituales.
Dejame explicarte que la Unción NO es…
– aparecer, es vivir en santidad.
– ser más capacitado, es ser sacrificador.
– ser reconocido, es ser aprobado.
– ser mejor, es servir más.
– ser un adorno, es ser llama de fuego.
– ES tener, mantener y transmitir la Visión del Cielo en la Tierra.
Meditá en 1 Juan 2:19–21:
- Algunos salieron porque nunca fueron de nosotros.
- Pero vosotros tenéis Unción del Santo.
- Conocéis la Verdad, y ninguna mentira procede de la Verdad.
Las mentiras que más dañan
La potestad de las tinieblas ha hablado muchas mentiras sobre nosotros…
– Pero las peores no fueron las que dijeron otros, sino las que nos dijimos a nosotros mismos.
– Nuestros pensamientos son palabras delante de Dios.
– La mentira más peligrosa es la que uno acepta sobre sí mismo.
¿Para qué nos Ungió Dios?
Te aseguro que no fue para privilegios, títulos, confort, fama, amigos, seguidores o likes.
Nos Ungió para:
– Ganar almas.
– Despertar al pueblo para la Vida Eterna.
– Vivir con propósito, no con comodidad.
– Ejercer autoridad espiritual con temor, fervor y devoción.
Cuando no ejercemos la Autoridad Espiritual, la potestad de las tinieblas que trabaja:
– 24 horas al día…
– 168 horas por semana…
– 5.040 horas por mes…
– 60.480 horas por año…
… busca ocupar el lugar espiritual que dejamos vacío.
¿Cuándo sucede esto?
Cuando hay:
– Indiferencia.
– Comodidad.
– Sensación de “ya hice suficiente”.
– Comparación con otros.
– Tibieza espiritual.
No es cuestión de hacer, sino de ser espiritual.
La tibieza: el veneno de esta generación
– El tiempo NO está a nuestro favor.
– Las cosas están sucediendo muy rápido.
– Las personas fácilmente se distraen por todo y por nada.
– La tibieza es la señal de los últimos segundos del Reloj Divino.
– El mundo ya está frío; no puede haber una Universal que se apaga.
– El Señor Jesús Viene Pronto.
Fuimos llamados para ser:
– La sal de la tierra (tu Ciudad).
– La luz del mundo (tu País).
¿Qué estás esperando?
– ¿Esperarás a que la potestad de las tinieblas te avergüence en el mundo espiritual?
– ¿A que tu lugar quede vacío en tu ministerio, en tu matrimonio o en tu Iglesia?
No esperes.
Asumí la Unción.
Sé la SAL…
que limpia,
– que conserva,
– que da sabor,
– que da vida.
Sé la LUZ…
– que calienta la fe,
– que ilumina corazones,
– que da visión del Cielo,
– que guía hasta el último suspiro.
Acordate siempre de lo que está escrito en Mateo 5:10–16:
- Bienaventurados los perseguidos.
- Bienaventurados los insultados por causa de Cristo.
- Grande es vuestra recompensa.
- Vosotros sois la sal.
- Vosotros sois la luz.
- Que vuestra luz brille para que el Padre sea Glorificado.
¡Fuerza, hombre de Dios!
Dios quiere usarte como nunca antes, pero es necesario:
– Asumir la Unción.
– Ejercer la Autoridad Espiritual.
– Ser fervoroso, no tibio.
Oración de Arrepentimiento
“Señor Jesús, reconozco que no he valorado ni ejercido la Unción que me diste. Perdóname por la tibieza, la indiferencia y la comodidad. Hoy asumo mi lugar en el mundo espiritual. Hazme sal que preserve, luz que ilumine, llama que arda. Renueva mi espíritu, fortalece mi fe y úsame para Tu Gloria como nunca antes en toda mi vida. Amén”.
No dejes de participar de la Vigilia de Año Nuevo junto a tu familia en la Casa de Dios. Viviane y yo estaremos en la Sede Nacional de la Universal en Buenos Aires, Argentina.
¡Fuerza!
¡Nos vemos en breve, en la IURD o en las Nubes!
Obispo Julio Freitas



