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16º Enfermedad De La Fe – La Desesperanza

4 de enero 2024

«Porque Yo sé los planes que tengo para vosotros —declara el Señor— planes de bienestar y no de calamidad, para daros un futuro y una esperanza.» Jeremías 29:11

Así como Dios tiene planes para nosotros, el mal, es decir, satanás y sus demonios, también tienen sus planes. Sin embargo, los planes de satanás y de los malos serán frustrados en nuestras vidas, y los planes de Dios serán exitosos. Dios sabe los planes que tiene para su vida espiritual, matrimonial, familiar, profesional y social.

Aunque los economistas, los religiosos, los políticos y las personas en general digan que no vale la pena hacer planes, Dios afirma: «… Yo sé los planes que tengo para vosotros…». Pero no son para todos; aunque a Dios Le gustaría hacer planes para todos, no le impone Su fe ni Su voluntad a nadie. Por otro lado, a Su pueblo:

«… —declara el Señor— planes de bienestar y no de calamidad, para daros un futuro y una esperanza».

Este es nuestro Dios, quien afirma que Sus planes son de bienestar.

El Altísimo está diciendo que tiene planes, y estos planes no empiezan en el matrimonio, en el trabajo, en la empresa o en la sociedad, sino en el bienestar dentro de usted, cuando está en paz consigo mismo. Cuando usted está bien consigo mismo, está en paz con Dios, porque nada lo acusa. Si algo lo acusa, Dios también lo acusará, porque Él es más grande que su mente; pero, si su conciencia no lo acusa, Él tampoco lo acusará.

Si usted está bien consigo mismo, significa que superó sus errores, dejó de resistirse a los cambios que necesitaba hacer en 2023, dejó atrás el año pasado, las viejas manías, las cosas viejas que comprometían su bienestar emocional, mental, psicológico, espiritual, y ahora está bien con Dios, en paz con Dios. Cuando uno está bien consigo mismo y con Dios, refleja este bienestar a los que están a su alrededor, sean de la fe o no, sean familiares, conocidos, empleados, vecinos o incluso los enemigos; ellos pueden estar mal con usted, pero usted está bien.

«… planes de bienestar y no de calamidad…»

las noticias pueden ser las peores, en especial para Argentina, donde estamos viviendo algo sin precedentes, solo hay malas noticias intentado robarles a los argentinos y a los habitantes de América del Sur los planes para 2024; planes de éxito, de superación, de realización, de salud, de economía y de educación de calidad.

Los planes de Dios no son de calamidad, sino de éxito, por eso el mal trabaja con fuerza para destruir Sus planes.

El año se puede dividir en trimestres y semestres, pero ¿ya pensó cuáles son sus planes para este trimestre, para los primeros tres meses del año?; «No. No tengo planes».

Debería tenerlos. ¿Cuáles son sus planes a corto y mediano plazo, para los primeros seis meses del año? Si no los tiene, debería tenerlos. ¿Y para el año, los planes a largo plazo?

Divida sus planes en estos tres grupos y ejercite su fe como Dios manda para disfrutar de ese bienestar y tener un futuro con esperanza.

Yo quiero que entienda que hay una enfermedad de la fe que se llama DESESPERANZA. Así como existe la esperanza, también existe la desesperanza.

La persona pierde la esperanza y el mal trabaja para que ella, aunque crea en Dios, murmure, tenga miedo de tomar actitudes y decisiones, sea en su familia, en su trabajo o en su vida, y se quede estancada en el tiempo, solo envejeciendo y empobreciendo, porque el tiempo no se detiene.

Dios tiene planes de bienestar, para darle un futuro y una esperanza de realizaciones, de superaciones, de felicidad, de éxito; pero eso demanda ESPERANZA de usted.

«Obispo, ya tengo fe; también tengo la Sagrada Biblia y creo en Dios», está bien, pero usted debe añadir la esperanza a esta fe y a la Palabra de Dios que ya conoce.

No renuncie a la esperanza, porque la desesperanza ha matado a muchos, principalmente durante este último tiempo. Cuando alguien sufre de desesperanza lo primero que hace es lamentarse y quedarse esperando que alguien haga algo, en lugar de esperar algo de sí mismo y de Dios.

Esperar algo de usted mismo y de Dios lo volverá una persona exitosa, feliz; una persona con bienestar espiritual, emocional, sentimental, familiar y profesional, lo cual se reflejará en toda la sociedad. ¡Ese es nuestro Dios!, y Él dice cómo hacerlo:

«Me invocaréis, y vendréis a rogarme, y Yo os escucharé.» Jeremías 29:12

Hay muchas personas orando, pero Él dijo que, además de orar, debemos invocar a Dios, debemos rogar, insistir en la petición, perseverar.

«Me buscaréis y Me encontraréis, cuando Me busquéis de todo corazón.» Jeremías 29:13

Una entrega total, de todo corazón. Esto nos recuerda el 1.º mandamiento: «Amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón, de toda tu alma y de todo tu entendimiento». Todo, todo, todo, Dios no acepta partes, Él Se entregó totalmente a nosotros, como sacrificio vivo, santo y agradable en la cruz para salvarnos, y espera que nuestra entrega a Él también sea total.

«Me dejaré hallar de vosotros —declara el Señor—…» Jeremías 29:14

Dios no Se esconde de nadie; si alguien no Lo encuentra, es porque no rogó. El que persevera ruega, tiene bien definido lo que quiere, que es Su Espíritu, y, de esta manera, Él Se deja hallar.

«… y restauraré vuestro bienestar y os reuniré de todas las naciones y de todos los lugares adonde os expulsé —declara el Señor— y os traeré de nuevo al lugar de donde os envié al destierro.» Jeremías 29:14

En otras palabras, al Altar.

Los que Lo rechazaron y Lo ignoraron no tenían bienestar ni esperanza, estaban desesperanzados y, consecuentemente, no Lo invocaban ni Le rogaban, por eso Su presencia estaba ausente.

No obstante, los que Lo buscaron, clamaron y rogaron Lo hallaron; recibieron la presencia de Dios y después la Tierra Prometida.

Este es nuestro Dios. Yo creo en esta promesa, ¿y usted?

Obispo Júlio Freitas
¡Nos vemos en la IURD o en las Nubes!

#IglesiaUniversal
#TemploDeLosMilagros
#DeAquíEnAdelanteTodoSeráDiferente

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