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12º Enfermedad De La Fe – La Inseguridad

15 de noviembre 2023

Hoy quiero ayudar a aquellos que están siendo víctimas de la enfermedad de la fe llamada INSEGURIDAD.

Desafortunadamente, la inseguridad ha enfermado la fe de muchos, principalmente la de los jóvenes, debido a sus debilidades en esta fase tan peligrosa de la vida, y también la inseguridad pone en riesgo la vida con Dios de los que son jóvenes en la fe.

Cuantas más amistades tienen los jóvenes, más seducciones, más presiones y más tentaciones surgirán, y muchos comprometen su vida espiritual, se sujetan a los modelos seguidos por sus compañeros con el fin de sentirse aceptados por ellos. Es decir, la inseguridad es sentir la necesidad de ser aceptado por los demás.

Jesús no buscó ser aceptado por las personas ni les enseñó eso a Sus discípulos y seguidores. Por lo contrario, Él nos preparó para ser odiados y perseguidos por todos.

Esta inseguridad que enferma la fe es justamente la preocupación por buscar que las personas que están alrededor nos aprueben y nos acepten. Las personas, en búsqueda de afirmación, en búsqueda de identidad con los demás, acaban dejando la fe de lado.

El justo no vive por la aprobación de los demás, la fe es el único canal que nos conecta a Dios, así que cuando dice que “Sin fe es imposible agradar a Dios”, ya dice que la fe desagrada a todos, porque cuando agradamos a Dios desagradamos a los demás, incluso a nuestro propio yo, a nuestras inclinaciones, a nuestras manías.

Cuando la persona es insegura, esta inseguridad hace que la fe esté enferma, debilitada, y que sea seducida fácilmente por otras personas o por circunstancias y caiga en tentación, o diga lo que no debe, o alimente pensamientos que no debe, o desee o haga cosas que no debe hacer, y la lista sigue…

Esta indefinición está camuflando la inseguridad ante rechazos o reprobaciones personales, internas, en realidad es uno mismo quien se está rechazando, y si uno no se aprueba a sí mismo, ¡imagínese Dios!

La fe nos fue dada para que seamos definidos, para que seamos como dice la Palabra de Dios en 2 Timoteo, capítulo 1, versículo 7:  

“Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de Poder, de Amor y de Dominio Propio”.

Dios no nos da un espíritu de cobardía, el Espíritu Nuevo que Dios nos da no es un espíritu de cobardía, de inseguridad, de miedo, de indefinición, sino de Poder, de intrepidez, definido, un Espíritu Fuerte, de Poder, de Amor y Dominio Propio.

Cuando usted recibe este Espíritu Nuevo, que no tiene nada que ver con inseguridad, sino con valentía, con valor, con Poder, Él es acompañado por Amor a Dios, a sí mismo y al prójimo. Porque la trinidad es esta: amar a Dios, amarse a sí mismo y amar al prójimo.

No hay razón para que una persona que se dice hija de Dios sea insegura. Esa inseguridad es la falta de ese Espíritu de Poder que es el Espíritu Santo. Él nos da este Poder, Amor y Dominio Propio. Esta es la trinidad del Espíritu que Dios les da a Sus siervos.

Ya los adultos sabemos que muchos, preocupados y ansiosos con sus problemas o necesidades, acaban dejándose influenciar por la inseguridad, las cosas no ocurren como desean o esperan y empiezan a demostrar inseguridad en sus objetivos, en su vida con Dios, en sus responsabilidades.

La inseguridad debilita la fe porque divide su atención, le hace vulnerable porque usted quiere recibir la aprobación de los demás y se olvida de buscar la aprobación de Dios. Cuando tenemos ese Espíritu de Poder, Amor y Dominio Propio vencemos a todas las voces negativas que nos hablan, sea en la mente, sea en nuestro corazón, sea a través de personas o a través de circunstancias.

Cuando la persona usa la fe inteligente y escucha esta Voz, no la de su yo, sino la Voz de la Fe, la Voz de Dios que habla a través de la Fe, se vuelve definida y fuerte y no acepta la inseguridad, su definición es firme, constante. No es que no vaya a cometer errores o que no tenga sentimientos, pero no se deja influenciar por estos, porque la Voz que hay en su interior es la Voz del Espíritu de Dios que le dice: “Yo estoy contigo”. No hay razón para ser insegura, puede ser incluso tímida o introvertida, pero con el Espíritu de Dios que habla en su espíritu se vuelve segura.

Cuando hay inseguridad es porque la fe está enferma, es porque la persona está dividida, oyendo otras voces que no son la Voz de Dios.

Cuando el siervo de Dios cree en esta Promesa no hay inseguridad, no hay razón para estar inseguro, indefinido, dividido, él está centrado, seguro y fuerte.

¡Nos veremos en la IURD o en las Nubes!

Obispo Júlio Freitas

#AvivamientoUniversalAmericaDelSur
#Eia!!!

TAMBIÉN LEA:
– 1.ª Enfermedad de la fe: Ansiedad
– 2.ª Enfermedad de la fe: La indefinición
– 3.ª Enfermedad de la fe: Los malos ojos
– 4.ª Enfermedad de la fe: La acomodación
– 5.ª Enfermedad de la fe: La envidia
– 6.ª Enfermedad de la fe: Las inclinaciones
– 7.ª Enfermedad de la fe: Ser demasiado justo
– 8.ª Enfermedad de la fe: El Egoísmo
– 9.ª Enfermedad de la fe: La Discordia
– 10.ª Enfermedad de la fe: Popularidad
– 11.ª Enfermedad de la fe: Ingratitud
– 12.ª Enfermedad de la fe: La Inseguridad
– 13.ª Enfermedad de la fe: El Chisme
– 14.ª Enfermedad de la fe: Deshonrar La Propia Palabra
– 15.ª Enfermedad de la fe: La Falsedad
– 16.ª Enfermedad de la fe: La Desesperanza
– 17.ª Enfermedad de la fe: Pecados no confesados

 

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