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10º Enfermedad de la fe: Popularidad

26 de octubre 2023

Muchos que fueron víctimas de esta enfermedad, no se daban cuenta de su peligrosidad, porque ella se hizo muy común en nuestra sociedad, desde la década de los 90. Permítame explicarle que, cuando la persona busca popularidad, está literalmente poniendo en riesgo su alma, su fe, su salvación. Los que buscan popularidad son aquellos que están muy preocupados por tener la aprobación y la atención de los demás, sea en la Iglesia, en las redes sociales, en los medios de comunicación, en el trabajo… y la lista sigue. Note que esta enfermedad hace que la persona quiera o busque fama entre la mayoría de la gente.

Incluso en la época del Señor Jesús, entre los Apóstoles (Marcos 9:33-36) y en la Iglesia Primitiva (Filipenses 2:3) pasaba esto, y también en nuestros días sucede y la gente lo ignora, pero usted, como cristiano sincero, queriendo realmente agradar a Dios, debe tener en mente el peligro que significa esta enfermedad llamada popularidad.

A partir del momento en el que la persona busca popularidad está expuesta a los 2 peligros de esta enfermedad: el ODIO y la CODICIA.

En la Iglesia Universal nunca hemos buscado popularidad, pero, incluso en nuestro medio, ha habido quienes buscaron popularidad, ser vistos y aprobados, aceptados y queridos por todos. Jesús era carismático, Él captaba la atención de las personas porque era Misericordioso, Justo, Gentil, Era y Es Perfecto como ningún otro ser humano lo ha sido ni lo será, pero Él no buscaba popularidad, sino a los sinceros que aceptaran la Verdad para que fueran perdonados y salvos.

Un ejemplo negativo de alguien que se apoyó en la popularidad y se autodestruyó fue Saúl, el primer rey de Israel. Empezó muy bien, siendo humilde, sin popularidad, pero se fue desarrollando y obtuvo victorias, conquistas, fue constituido rey y, cuando entró en Jerusalén después de haber vencido una gran batalla porque David, Usado por Dios, había derrotado a un gigante y a todo el ejército filisteo, en vez de adjudicarle la Gloria a Dios, Saúl quería que la gente lo reconociera a él. Y cuando el pueblo cantó: “Saúl mató a mil y David a diez mil”, su ego sintió que era injusto, se sintió inferior, despreciado.

Saúl ya estaba mal espiritualmente, tanto es así que Dios buscó a David para que asumiera su lugar aun siendo un adolescente, porque David no buscaba popularidad, sino la aprobación, la atención y la amistad del Señor. Saúl había sido contaminado por esta enfermedad llamada popularidad, cuando se hizo famoso eso fue llenando su corazón y quería que la gente le atribuyera a él las victorias cuando en realidad había sido el propio Dios. Saúl había empezado a robar la Gloria de Dios para sí.

Muchos que ya han estado sobre este Altar y que ya no están más en la Obra de Dios fueron contaminados por la bacteria de esta enfermedad llamada popularidad. La Iglesia en Argentina tiene medios de comunicación fuertes, cuidado si usted aparece en un programa de televisión o de radio o en el periódico y eso lo hace popular en su Iglesia de Barrio, Ciudad o Provincia, no se contamine con esta enfermedad, atribúyale a Dios toda honra y toda gloria siempre, porque si usted acepta esta bacteria, ella lo va a contaminar y lo va a matar como sucedió con Saúl. ¿Cuál fue el final de Saúl? ¿Quién lo mató? ¡Fue él mismo! Él condenó a su alma al infierno con el suicidio, porque aun sabiendo que lo que iba a hacer era pecado, ¡fue tan egoísta, orgulloso y cobarde que prefirió matarse!

Cuidado porque somos parte de una generación en la que los medios hacen que los anónimos se vuelvan populares, y eso va llenando el ego y enfermando a muchos. Alerta importante para ustedes que forman parte de un Grupo de la Iglesia, que siempre están apareciendo por las obras sociales, en eventos, en reuniones…

Juan Bautista fue tentado a ser contaminado por esta maldita enfermedad, llegaron hasta él y le dijeron que Jesús estaba bautizando a más gente que él, y Juan dijo “¡Alabado sea Dios! ¿Quién soy yo para competir con mi Señor, con el Salvador? Siempre dije que yo no soy digno ni siquiera de desatar las correas de Sus sandalias y ustedes vienen con este espíritu de popularidad a decirme que debo ser más popular que Él”, y está escrito así en Juan 3:29

“El que tiene la novia es el Novio, pero el amigo del Novio, que está allí y Le oye, se alegra en gran manera con la Voz del Novio. Y por eso, este gozo mío se ha completado”.

En otras palabras, “los seguidores son de Jesús, el Novio, yo trabajo para Él, para preparar Su camino, y mi alegría es haber escuchado a Su Voz más que a la voz de los demás”. El gozo del siervo de Dios es oír la Voz de su Señor y servirle como Él dice, y no buscar popularidad. Juan agarró a ese espíritu por el cuello, lo apretó y le dijo que la novia no era de él sino del Novio, y no se dejó engañar por satanás.

Juan era familiar de Jesús, era hijo de Isabel, la prima de María, pero nunca se aprovechó de eso, Lo llamaba ‘Señor’, al igual que María, que también lo llamaba ‘Señor’ y solo se consideraba un instrumento para que Él viniera a este mundo. El Espíritu Santo trabaja en la mente de la gente que es humilde y que no se deja contaminar por esta enfermedad llamada popularidad.

Cuidado con la popularidad, ¡mucho cuidado!, porque los demonios solo necesitan que usted los deje contaminar su fe con popularidad para más adelante matarlo. No nos olvidemos de cómo y de dónde Dios nos sacó y de cómo llegamos y cómo estamos. Una cosa es aparecer en los medios para divulgar la Obra de Dios, Su Palabra, Sus Hechos, Su Voluntad… y otra es aparecer para alimentar el ego.

Para muchas personas la popularidad es algo tan importante que si alguien habla mal de ellas en las redes sociales ya quieren matarse, no comen ni duermen, se vuelven depresivas, están a la defensiva, son agresivas, descreídas… En cambio, cuando la persona no busca popularidad eso no le importa, porque solo busca oír una sola Voz, que es la del Novio con Quien está casada, y no permite que nadie la contamine con ese espíritu de la popularidad —las luces del mundo—.

Cuidado, esta enfermedad ya mató a muchos que incluso ya estuvieron en el Altar, ¡todo cuidado es poco!

¡Nos veremos en la IURD o en las Nubes!

Obispo Júlio Freitas

#AvivamientoUniversalAmericaDelSur
#Eia!!!

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– 15.ª Enfermedad de la fe: La Falsedad
– 16.ª Enfermedad de la fe: La Desesperanza
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