Háblame, Señor Jesús – 3.ª declaración
Y ahora viene la tercera declaración. Tal vez la más olvidada, pero también la más Educadora:
Háblame, Señor Jesús.
“Dios, habiendo hablado hace mucho tiempo, en muchas ocasiones y de muchas maneras a los padres por los profetas, en estos últimos días nos ha hablado por Su Hijo, a Quien constituyó Heredero de todas las cosas, por medio de quien Hizo también el universo”. Hebreos 1:1-2
¿Cuántas veces oramos, hablamos, pedimos, cantamos e incluso lloramos, pero no escuchamos? La oración no es un monólogo; es una conversación. Y Dios escucha, pero también nos Quiere Hablar.
A veces con una Voz Suave en lo más íntimo de nuestro ser.
A veces con un Recuerdo que surge de repente.
A veces con una Paz que no tiene explicación.
A veces con un Pasaje Bíblico.
A veces con una inquietud.
A veces en la Prédica de una Reunión.
Una cosa sé: Dios Habla con mayor claridad a una mente que aprendió a silenciar su propio ruido del corazón. Cuando pedimos: “Háblame, Señor Jesús”, estamos diciendo: “Señor, quiero escucharTe más que tener la razón. Más que tener respuestas, quiero Tu Presencia. Más que agradar a los demás, quiero agradarTe a Ti”.
Y en ese momento sucede algo sobrenatural, magnífico. Tu habitación se llena de Luz y tu interior de Paz. Las preocupaciones se vuelven menores. La respiración se calma, porque el Espíritu Santo comienza a Trabajar dentro de vos, haciéndote «oír», recordar y entender lo que Dios Quiere de vos.
Él trae a la memoria Mandamientos y Promesas antiguas. Sana las heridas que ni sabías que estaban abiertas. Susurra al alma (corazón): “Estoy contigo, nunca te dejé. Estamos juntos y vas a Glorificar Mi Nombre con tu carácter y vida”.
Entonces, en medio del silencio de la noche, el alma encuentra un descanso verdadero. No es solo dormir. Es descansar en Dios.
Antes de dormir hoy, decí estas tres frases:
- Gracias, Señor Jesús.
- Perdóname, Señor Jesús.
- Háblame, Señor Jesús.
Decilas con fe. Decilas de corazón. Y cuando el sueño llegue, notarás algo: el mundo puede estar cayendo afuera, pero dentro de vos hay un lugar intocable, el lugar donde Dios habita. Y en ese lugar, tu alma, hay paz.
La verdadera paz no viene de la ausencia de problemas, sino de la Presencia constante de Dios en nosotros a través del Espíritu Santo.
Así que, antes de dormir, hacé de tu cama un Altar. Cerrá los ojos y entregalo todo: el pasado, el presente, el miedo, la culpa y el mañana.
Y decí una vez más:
-
- Gracias, Señor Jesús.
- Perdóname, Señor Jesús.
- Háblame, Señor Jesús.
Estas palabras suben como un perfume suave a Dios. Y mientras dormís, el Creador del Universo sigue Obrando en vos y por vos. Él no duerme. Él no falla.
Y cuando amanezca, verás: Sus Misericordias se han renovado, porque Él es Fiel. Siempre lo fue y siempre lo será.
Que Dios hable con vos antes de que el sueño llegue y te Bendiga a vos y a tu familia aún más para Su Gloria.
No dejes de participar de la Vigilia de Año Nuevo junto a tu Familia en la Casa de Dios. Viviane y yo estaremos en la Sede Nacional de la Universal en Buenos Aires, Argentina.
¡Fuerza!
¡Nos vemos en breve, en la IURD o en las Nubes!
Obispo Julio Freitas
– LEÉ TAMBIÉN:
– “Gracias, Señor Jesús” – 1.ª declaración
– «Perdóname, Señor Jesús» – 2.ª declaración
– Háblame, Señor Jesús – 3.ª declaración



