Las 3 rendiciones del Señor Jesús en el Getsemaní
El Sacrificio Trino del Señor Jesús revela la necesidad de todo ser humano: desprenderse de su voluntad con todos los males que esta genera.
El Señor Jesús no solo oró tres veces en el Getsemaní, sino que entregó todo Su ser. Voy a tratar de explicar lo que Dios me Reveló, porque cada Oración que Hizo fue una rendición en la Tierra.
La primera rendición fue el Sacrificio Espiritual, en Su Mente (espíritu):
“… Padre, si es Tu Voluntad, aparta de Mí esta copa…”. Lucas 22:42
Acá el Señor Jesús revela que hay una lucha en la mente, con los propios pensamientos, donde se enfrentan ideas, planes, conjeturas, puntos de vista, manías y, en nuestro caso, como humanos, dudas y temores. Sin embargo, Él dejó claro desde el inicio que no quería que se hiciera Su Voluntad, sino la del Padre.
La segunda rendición fue el Sacrificio Emocional, en Su Alma (corazón):
“… Mi alma está muy afligida, hasta el punto de la muerte…”. Mateo 26:38
El Señor Jesús sintió el peso espiritual y emocional al tener que separarse del Padre por tener que llevar en Su Cuerpo el pecado de los seres humanos, para que tuvieran la Oportunidad de volverse Salvos e hijos de Dios.
Obviamente también sintió el peso de la tristeza por ser traicionado por uno de Sus Discípulos, el dolor del abandono y del inminente sufrimiento que sentiría. Su alma Se estremeció, pero Él no Se entregó a Su Voluntad.
La tercera rendición fue el Sacrificio Físico, Su Vida (Cuerpo):
“… y Su Sudor se volvió como gruesas gotas de sangre…”. Lucas 22:44
En ese momento, el Cuerpo del Señor Jesús comenzó a sufrir. La angustia, la separación del Padre, todas las emociones juntas en un cuerpo que sería humillado, dilacerado, maltratado, flagelado, desfigurado para la muerte más cruel que existía. Pero, aun así, Él afirmó Su Entrega: «Que se haga Tu Voluntad».
Así llegamos a la conclusión de que también necesitamos hacer nuestro sacrificio trino, para que no caigamos en tentación, imponiendo a Dios nuestra voluntad y rechazando la Suya.
La única forma para que prevalezca en nuestra vida la Voluntad Divina y Él sea Glorificado en nosotros, como nuestro Padre Celestial, es que entreguemos nuestra mente, corazón y cuerpo 100 % a Su Voluntad.
“Cuando llegó al lugar, les dijo: Orad para que no entréis en tentación. Y Se apartó de ellos como a un tiro de piedra, y poniéndose de rodillas, oraba, diciendo: Padre, si es Tu Voluntad, aparta de Mí esta copa; pero no se haga Mi Voluntad, sino la Tuya”. Lucas 22:40-42
¿Qué te pareció esta revelación sobre el Sacrificio Trino del Señor Jesús en el Getsemaní?
¡Nos vemos en breve, en la IURD o en las Nubes!
Obispo Julio Freitas



