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Seminario Heme Aquí, en el Templo de los Milagros, Almagro, Buenos Aires

9 de diciembre 2023

En esta ocasión, se le dio énfasis a la disciplina que debe existir en la obra de Dios, y cuan conscientes debemos estar con respecto a esta. No podemos jugar.

El Altar es solo para los que están completamente definidos en su decisión, no es para cualquiera ni para los que quieren aventurarse.

El problema más grande es siempre inclinarse al «yo»: «Yo quiero…, yo deseo…».

Dios no nos forzará a cumplir Su voluntad, pero tampoco aceptará nuestras excusas si somos Sus escogidos.

A pesar de haber tenido todo lo que tuvo, Moisés fue un hombre frustrado y no se sintió realizado ni completo, pero Dios aun así lo eligió y lo usó.

Así como Moisés, debemos descender y sentir el dolor de Dios, el dolor del pueblo.

Hay personas que en la dificultad, cuando están en el fondo del pozo, tienden a estar más en comunión con Dios, así como Nadab y Abiú. Sin embargo, después de alcanzar un determinado estatus, empiezan a relajarse y conformarse, algo que Dios odia en Su obra, porque no dan la mejor ofrenda.

No podemos darnos el lujo de servir a Dios de cualquier manera, ya que en Su obra solo hay orden y disciplina.

Dios no es solo un Dios de amor y misericordia. Si algo no Le agrada, tiene la autoridad para volverse un Dios serio, disciplinado y justo.

Debemos santificarnos diariamente para hacer la obra de Dios como se debe, porque Él ve todo.

Cuando alguien sale de la obra, el diablo empieza a torturarlo por dentro y por fuera, para hacer sufrir a Dios también.

Servir al Altísimo no es algo que cualquier persona con buena voluntad puede hacer, es un trabajo espiritual, que involucra sacrificio y renuncia constante.

Ob. Julio F.
¡Nos veremos en la IURD o en las Nubes!

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#DeAquíEnAdelanteTodoSeráDiferente